OCTUBRE 2010
Llevo corriendo, con cierta asiduidad, dos meses.
A mi bola. Que una semana apetece, salgo tres días. Que no apetece en toda la semana... paso.
Pero ese día me llama un amigo. Un amigo que también corre. Pero que vive a 500 kms. Un amigo que ahora corre. Porque cuando nos hicimos amigos todo nuestro conocimiento atlético llegaba sólo a Larios. A la ginebra Larios, no al club de atletismo.
Pero mi amigo me llamó para ofrecerme un plan...
- ¿Nos vamos en marzo a correr la media maratón de París?
- Si acabo de empezar a correr, eso... ¿cuántos kilómetros son?
- 21... pero tienes para entrenar hasta marzo
- Pero 21 son muchos kilómetros...
Y entonces al otro lado del teléfono sonó la frase mágica... "¡¡A que no hay huevos de correrla!!"
NOVIEMBRE 2017
Cuánto daño hizo aquel ¡¡a que no hay huevos!!
Corrí París. Y me gustó y me enganchó.
Sigo corriendo. 7 años, 11 maratones, muchas medias y un montón de carreras más.
Mi amigo ya no corre. Cambio de trabajo, cambio de vida, de hábitos... Ya sabéis. Pero sigue con atención el mundillo runner, desde la distancia. Y se asoma a las redes sociales a cotillearnos.
El otro día hablamos. Era el día después de la Behobia. Su whatsApp fue contundente
- Quiero correr Behobia
Pocas veces me he encontrado una respuesta puesta tan "a botes"...
- ¡¡A que no hay huevos de correrla!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario