miércoles, 28 de junio de 2017

Operación Cenicienta, o mi 4º San Fermín Marathon


Una perdida en el móvil,
¿cuándo habrá sonado que no me he dado cuenta?
Es 948, prefijo de Navarra.
No me suena ese número de teléfono.
No hago una rellamada....
"Si quiere algo, ya volverá a llamar"
 
A los días,
un correo electrónico.
San Fermín Marathon...
" No pudimos contactar contigo por teléfono...
¿quieres repetir de liebre de 04'15? "
Sin dudarlo, respondo. SI


Y ahí empieza "Operación Cenicienta"
Y, ¿qué es operación Cenicienta?.





Descubra las seis diferencias



Operación Cenicienta es entrenar un maratón como está mandado, pero más despacito. Es tener un plan y cumplirlo. Es meter cuestas, meter distancias, meter entrenos con calor, meter constancia... Operación Cenicienta es quemarte los hombros por correr 28km con camiseta de tirantes. Es volver a tener agujetas, es volver a ir al fisio o a cargar hidratos antes del día D. Es encadenar un viernes, un sábado y un domingo entrenando. Es, preparar maratón...


Porque el hada madrina te ha dado la opción de correr un maratón ayudando a los demás. Pero hay una condición. Llegar a meta para las 23.55 horas, 04.15 después de la salida.
 
Y así lo hicimos. El baile fue en un circuito a 4 vueltas. Más plano, más céntrico, más urbano. Más animado. Con alguna zona de ida y vuelta que se agradece.
 
 
 

Comienza el baile
 
 
1000 corredores en las dos primeras vueltas completaban la media maratón. El principio del baile. Ahí se organiza una grupeta numerosa. Muchos conocidos. Novatilla que completó su octavo maratón. Gente desconocida. Debutantes que te cuentan sus miedos, su inexperiencia... Incluso un galo, un tal JorgeDepe que igual les suene...
 
 
¿Es, o no es una gran foto?
 
 
Pasan dos primeras vueltas plácidas. Pendientes del reloj, de llevar el ritmo correcto. Mucha charla con César, "mi pareja de baile". Táctica, ritmos, "vamos lentos", "vamos rápidos", y sobre todo risas, muchas risas.

Pedazo de cachondeo en el paso por la ducha del km8
 
 
Pero en un par de horas cae la noche. Entonces sólo nos quedamos en carrera los 350 inscritos al 42k. Ahí llegan los silencios, los momentos de soledad acompañada. Pero de ahí también nacen buenos ratos, los cruces con Novatilla, los "aupas" del resto de corredores. El niño que te ofrece un vaso de agua cogido de una fuente. Los gritos de ánimo del público. Los avituallamientos con música y sonrisas. El pundonor de esa chica que debuta y nos acompaña un montón de kilómetros o el hachazo final que nos pega un corredor al que acabamos de sobrepasar y que baja de 04.15 de calle.
 
 
Silencio, liebres trabajando
 
El baile va llegando a su fin, y con él la "Operación Cenicienta". Tenemos que llegar a meta. Si no, la carroza se convertirá en calabaza, los caballos en ratones y todos los buenos ratos de alegría se convertirá en pena por no haber cumplido nuestro objetivo.
 
 

Liebres en Meta
 
 
Pero este cuento tuvo final feliz. Las liebres cumplieron y exactamente a las 23.55, llegamos esa impresionante meta que nos ofrece el interior de la plaza de toros de Pamplona. Eso sí, sin perder ningún zapato, que al precio que cuestan unas Adidas no está el tema como para andar perdiendo zapatitos.
 
 
Si hemos clavado tiempos se dice y no pasa nada
 
 
Y colorín, colorado,
unas cuantas manitas en este
San Fermín Maratón hemos chocado