viernes, 29 de agosto de 2014

Esos amores de verano mientras corres.

A lo que hago yo no me gusta llamarle "entrenar". Suena pretencioso. Prefiero llamarle "salir a correr". Si me dejo la vida misma para que un kilómetro baje de 4'15'' ¿cómo le voy a llamar entrenar? Correr. Se llama correr. Y contento que no le llame rodar, hacer footing. cochinear o novatillear.

Eso sí, reconozco que si te ha picado el gusanillo ese que mide 42.195 metros, lo de salir a correr quizás se quede corto. Toca coger un plan, escrito o imaginario, y seguirlo. O hacer como que lo sigues. O decir que lo sigues y no hacerlo. Pero ese es en el único momento al que permito llamarle "entrenar". Sin florituras, sin chuliqueos, pero entrenar.

Según esa dinámica, de momento no toca entrenar. Vivo un semestre "entreguerras". Sin maratón. Probablemente Filípides me espere en ese Sevilla'2015 en el que todo mi mundo 2.0 dice querer estar. O sea que si no hay maratón, no se entrena. Sólo se corre.

Y si las bicicletas son para el verano. El verano es para correr. Para correr despacio y disfrutando. Para compartir salidas con la Novatilla. Para correr. No para entrenar. Para correr y para enamorarse. Ya no es como antaño. Como con quince años. Ya no te enamoras de la adolescente guiri que baja todas las tardes a la piscina del apartamento. Te enamoras de otras cosas. Y te dedicas a otras cosas. Mientras  Twitter se me llenaba de pies en la playa, gente rociándose agua, paellas domingueras y gin-tonics con más aliños que la propia paella, yo turisteaba. Y mejor aún, aprovechaba para correr mientras turisteaba.  O turisteaba mientras corría... No sé. No lo tengo muy claro.

Y caía enamorado... Enamorado de estas cosas:


SALAMANCA. Un lujo compartir con la Novatilla la orilla del Tormes y 
un descubrimiento su desvencijada pista de tartán, 
gratis y de libre acceso, con vistas a la catedral.



VALLE DEL SALAZAR (Navarra) Tierra natal de la señora que da nombre al blog. 
Con hayedos a cincuenta metros de casa y pueblos como estos.



Paseo ZARAUTZ-GETARIA (GUIPÚZCOA)
Uno de mis rodajes preferidos en verano. Dos Novatillos y 
10 kilómetros de vistas a la playa y un kilómetro de 
dura subida "al ratón de Getaria".


Y también me he enamorado de 11 kilómetros, de una carrera. Del Cross de Eugi. Una carrera en la que pude probar que mi estado de forma ha resistido dignamente al verano. Una carrera en la que coincides con un montón de amigos ávidos de comenzar temporada. Y una carrera en la que por 5 euros te llevas camiseta, dos avituallamientos, algún sorteo y un espléndido almuerzo en meta con queso, txistorra y vino a tutiplén


Y una carrera que además te regala correr por sitios como estos.

Foto. web Cross de Eugi

Y por otros sitios como estos


Foto Amigos de la Vuelta del Castillo


Y donde te sacan, a ti y a la gorrita fosfy pedazo de fotos como esta.



Lo dicho, toy enamorao.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Cuatro años, 6.779 kms

Era el 6 de agosto de 2010. Serían las siete de la tarde. Hacía calor. Fue un día que pasará a los anales del running lento. Ese día nació el Novatillo. El primer día que salí a correr. A correr con un mínimo de orden. Se me entienda. Antes de aquello, en mi currículum, deporte intermitente, algo de gimnasio e incluso una sufriente participación en la San Silvestre local. 


Ese neoNovatillo salió a correr. Como buen novato. Como nos ha pasado a todos la primera vez. Sin tener ni idea. Sin ningún plan específico. Con lo primero que encontró en casa. Las zapatillas que tenía por allí y camiseta de algodón. Incluso debería reconocer algo muy fuerte. ¡¡Ese neoNovatillo aún no tenía gorrita fosfy!! Impactante testimonio. Algún día os contaré cómo llegó la gorrita fosfy a mi vida.


Aquel Novatillo preFosfy salió a correr. O a intentarlo. Y lo apuntó en una hoja de Excel. 5.600 metros a 6'15''/km. Aunque mejor es preguntarle a su recuerdo. Su recuerdo dice que corrió poco y sufrió mucho. Que casi echa las tripas por la boca. Que tuvo que parar antes de lo que pensaba. Que fue un "hasta aquí he llegado, no puedo más". Que llegó a su casa fundido. Pero por el motivo que sea, volvió a hacerlo. Volvió a correr.


Aquel mes salió a correr cinco veces más. Y le gustó. Y aprendió. Lo qué debía hacer y sobre todo lo qué debía evitar. Una cosa llevó a la otra. Y la bola de nieve rodó imparable. Llegó la primera carrera popular. Llegó la gorrita fosfy. Llegó mi primer 10km. Llegó el telefonazo de un amigo diciendo aquello tan tentador de "a que no hay huevos de hacer una media maratón en marzo". Llegó mi primera media. Y llegó el día en el que Novatilla dijo aquella frase mágica de...


" me tienes que explicar cómo va eso de correr ".


Y el resto lo conocéis. Siguieron pasando días, entrenos, carreras y kilómetros. Incluso una de 42(195) "nos pidió de salir". Y luego otra cuarentona y otra cuarentona...


Y hasta aquí hemos llegado. Y más lejos que procuraremos llegar. Hoy he hecho una frikada. He calculado hasta dónde hubiese llegado corriendo en línea, a lo Forrest Gump. Con los kilómetros recorridos, podría haber llegado corriendo hasta el Tibet, o hasta Angola. Pero tendría que dar la vuelta. Por eso, habrá que seguir corriendo. A ver si un día los kilómetros me alcanzan para dar la vuelta al mundo completa. Sin tener que hacer esos giros de 180º que tan poco nos gustan a los runners





  • 6.779 kms 
  • 587 horas corriendo
  • 542 entrenos
  • 82 carreras
  • 3 maratones
  • 2 Novatillos 
  • 1 gorrita fosfy
  • 1 blog


PD. El otro día, en el San Fermín Marathon pasé por el lugar donde en mi primer entreno dije... "hasta aquí he llegado, no puedo más" y paré. Fue como un exhorcismo. Como matar al fantasma de aquel primer día agónico. Aquel rincón de Pamplona ya es tierra conquistada.