jueves, 14 de abril de 2016

¿Y si lo dejo? ... (el blog)

Corría la primera semana de septiembre cuando alguien en mi trabajo tuvo una idea. Pensó en mí. Pensó en mi para que desempeñara un trabajo. Un trabajo de esos que suponen más dinero, si, pero más entrega, más tesón y más energia. Sobre todo, mucha, mucha más energía. No física, intelectual, pero energía al final.
 
 
Hice lo que corresponde. Abrí periodo de consultas, "parejil", familiar y laboral. Esta, esos y aquellos deshojaron la margarita por mi y en todos los casos salió lo mismo en el último pétalo. ME QUIERE. Y, por tanto, acepté.
 
 
No seré yo quien se queje de su trabajo. Al menos hasta que haya 4 millones de españolitos que no puedan hacer lo mismo que yo. Quejarse de su trabajo. No sería justo. Todos los días paso por la puerta de Cáritas de esta ciudad y veo mucha gente haciendo cola, y casi me avergüenzo de mi mismo al caminar por delante de ellos.
 
 
Pero es cierto que la falta de tiempo me impide meterle el tiempo al blog que me gustaría. A mi blog y a los vuestros. Y me entran dudas. Me gustaría escribir algo con cierta calidad, y me gustaría tener feedback con la gente que me comenta, pero no me da la vida...
 
 
Y eso que el blog me ha dado mucho.
 
 
Gracias al blog he comido con 30 personas antes del maratón de Sevilla, con otras tantas antes del maratón de Pamplona. He corrido 200 metros en Mapoma con una bloguera sonriente, o 42km en Pamplona como si fuéramos conocidos de toda la vida. Me he cruzado con gente que me ha dicho eso de "te sigo en el blog" o "¿tú tienes un blog, verdad?"
 
 
Gracias al blog ha habido gente que se ha cruzado Barcelona de punta a cabo para comer o tomar un café con nosotros o he sabido lo que es que te vengan a buscar al hall de hotel para tomar algo en Madrid. O gente que ha venido a correr a mi ciudad, seguramente, de alguna forma bajo el reclamo de estas letras.
 
 
Gracias al blog he conocido mucha gente. A mucha buena gente. A algunos os he puesto cara, ojos y sonrisa. A otros os he puesto incluso abrazos y besos... Todos me habéis dado consejos. De todos he aprendido. De vuestros éxitos, de vuestros entrenos, incluso de vuestra forma de gestionar las lesiones.
 
 
Por eso dudo. Porque quizás lo mejor sea que hoy estéis leyendo mi última entrada, aunque aún no os haya contado mi maratón de Kyoto o de Barcelona. O quizás es mejor escribir poco, hacer como el Guadiana, y volver por aquí cuando se pueda.
 
Estoy en una encrucijada, aún no he encontrado respuesta a la pregunta que encabeza la entrada.
 
 
Buscaré la respuesta. De momento, tengo una encrucijada que resolver...