El otoño es nuestro amigo

El otoño comenzará a las 22.44 horas del domingo 22 de septiembre y durará 89 días y 20 horas. Eso dice la prensa. Y los astrónomos. Tal cual. Saben al dedillo cuando empezará. Yo, la verdad, ni idea. Nunca he entendido cómo calculan el inicio del otoño.

Me los imagino, en observatorios de todo el mundo esperando que caiga la primera hoja seca. Cuando cae, alguien grita "¡Top!". Con voz de José María García. "¡Top!". Como cuando retransmitía las cronos de la Vuelta. Y salía Álex Zulle. Está claro. Hay que gritar algo en inglés. Para que se entiendan todos los científicos. Y así ponen el otoño en marcha.

Es la época en la que los corredores empezamos a disfrutar. Sobre todo los que corremos por los parques. El otoño nos trae la bajada de temperaturas. Pero además, el otoño es nuestro amigo. Porque hace desaparecer a uno de nuestros antagonistas. El otoño es enemigo de los ciclistas globeros.

  
Los jueves corro por un paseo al lado del río. Tiene algún "sube y baja". Es fresquito y sombrio. Suelo de asfalto, perfecto, sin un sólo bache. Lugar ideal para correr, para pasear, para estar tranquilo, y lamentablemente... territorio comanche del "ciclista globero".

Véase paseo

 

TIPOLOGÍA DEL GLOBERO.

 

• El flipao. Lo encarna perfectamente un globero con quien coincido a menudo. BTT de 3.000 napos. Equipación completa del Sky Cycling Team (Wiggins viste en carrera con menos cuidado que él). Figura oronda. Escaso control de la línea recta. El gurú de la conducción a manillarazos. No va rápido, pero es un peligro en toda regla. Hace una exhibición de poderío económico-ciclista, en un lugar donde pasean jubilados en sillas de ruedas, niños en patinete y runners Novatillos. Nunca pasará de su categoría de flipao.

 

• El adolescente. Un auténtico peligro. Él inventó la palabra zigzag. Le encanta demostrar velocidad y capacidad de trazada. Cuando te ve calcula con frialdad cómo pasar a milímetros de tu codo. Si además van en grupo con chicas ya estás perdido. Tiene que pavonearse. Si lo ves venir, directamente, es mejor salir del camino hasta que pase. Posiblemente, cuando madure, pasará a otra categoría de globero. O, si hay suerte, llegará a ciclista.

 

• El malabarista. Lleva una mochila con libros, la compra del super, una barra de pan y el perro atado a su lado. Va dando bandazos, como condujera un monociclo. Tiene buena voluntad. Intenta apartarse. Con tal cantidad de bártulos va de un lado para el otro. Pero tú lo ves de frente y da la sensación de que se aparta para los dos lados a la vez. Impresionante. Lo mejor es cruzárselo eligiendo un lado al buen tun-tun. Suele funcionar. Se dice que cuando no va cargado es un ciclista normal.

 

• La familia globera. Sólo usa el parque domingos y festivos. La componen papá, mamá, hijo e hija. Viajan como una familia de patitos. En fila de a uno. Ordenados por habilidad con la bicicleta. Delante el papá, guiando. Pegadito a él, el niño, que quiere ser como su papá. Detrás, la niña intentando seguir la estela. Y al fondo la mamá, que siempre viaja con cara de... ¿quién me habría metido a mi en esto? La familia es una de las especies más peligrosas en su género. Tanto por su habilidad decreciente, como por los gritos que pegan los de atrás, guiando a los de adelante. Si los ves recuerda que tu habilidad esquivando debe aumentar conforme avances en la fila.

Por eso, la llegada del otoño es una gran noticia. Todos estos globeros, y otros tipos que... haberlos haylos, se quedan en casa porque han caído cuatro gotas. Entonces sólo tienes que compartir parque con peatones, corredores y ciclistas de verdad. Que los hay. Dominadores de la bicicleta y que saben que aquello es un paseo, y que vale para eso, para pasear.

 

Por eso, alegraos de que venga el otoño. El otoño es nuestro amigo.